¡Hola, querida comunidad! Como bien sabéis, acompañar a nuestros jóvenes en su desarrollo es una de las tareas más gratificantes y, a la vez, más exigentes que tenemos.
En mi propia experiencia, he aprendido que cada caso es un mundo, un espejo vibrante de los desafíos actuales que enfrentan, desde la presión en redes sociales hasta la siempre compleja búsqueda de su identidad.
Por eso, entender y analizar estas situaciones reales es crucial para todos los que nos dedicamos a la orientación y educación juvenil. ¿Queréis sumergirnos en ejemplos prácticos que nos ayuden a mejorar nuestra intervención diaria y a sentirnos más conectados con ellos?
¡Descubramos juntos cómo abordar estas complejidades!
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El Laberinto Emocional de la Juventud: Ansiedad y Soledad en la Era Digital

Madres, padres, educadores, y a todos los que tenéis el corazón puesto en la juventud, seguro que habéis notado cómo la ansiedad y la soledad son dos sombras que a menudo acechan a nuestros jóvenes, incluso cuando parecen estar más conectados que nunca. Yo, que he pasado incontables horas hablando con ellos, puedo aseguraros que esta es una de las mayores preocupaciones. El incremento de los trastornos de ansiedad en niños y jóvenes es un hecho palpable en España, y el uso intensivo de pantallas y plataformas como TikTok e Instagram juega un papel importante en este cambio drástico en su forma de vivir la infancia y la adolescencia.
Recuerdo a una chica, Lucía, que vino a mi consulta con el móvil en la mano, me decía que se sentía constantemente juzgada por lo que publicaba, o por lo que no publicaba. La comparativa con vidas “perfectas” que veía en línea la asfixiaba, le generaba una ansiedad social terrible. Aunque estuviera rodeada de amigos en la vida real, en el mundo virtual se sentía sola y aislada, a pesar de estar virtualmente más conectada que nunca. Es un gran desafío para su salud mental, y como nos recuerda un informe, los trastornos de ansiedad son los más frecuentes en menores de 25 años.
Reconociendo las Señales Invisibles
Detectar estos problemas no siempre es fácil, ya que a menudo se esconden detrás de cambios de humor, irritabilidad o un aislamiento más profundo. No se trata solo de ver si están tristes, sino de observar si su rutina cambia, si pierden interés en actividades que antes les apasionaban, o si su patrón de sueño se altera. Es fundamental crear un ambiente donde se sientan seguros para expresar sus miedos sin juicio. En mi experiencia, muchos adolescentes no piden ayuda porque no saben a quién acudir o piensan que su problema no es importante. Por eso, nuestra escucha activa, esa que va más allá de las palabras, es el primer paso. Hay que recordarles que está bien no estar bien y que no están solos.
Estrategias para Nivelar el Terreno Emocional
Para ayudarles, he visto que fomentar la autoconciencia emocional es clave. Preguntarles sobre sus emociones, qué significan, cómo las sienten, y no solo lo que les sucede, les ayuda a entenderse mejor. Actividades como el mindfulness o la expresión corporal pueden ser muy beneficiosas para que aprendan a gestionar esa ansiedad. Recuerdo haber organizado talleres de teatro donde, a través de la improvisación y los juegos de roles, los chicos descubrían nuevas formas de comunicar y gestionar sus emociones, y os aseguro que funcionó de maravilla. También es esencial que les ayudemos a desarrollar la resiliencia, esa capacidad de recuperarse ante las adversidades, que es tan necesaria en su día a día.
La Huella Digital: Desafíos y Oportunidades en el Mundo Conectado
El impacto de las redes sociales en la salud mental de nuestros jóvenes es un tema que me quita el sueño. Recientemente, un estudio arrojó datos inquietantes: uno de cada cinco adolescentes españoles pasa más de dos horas diarias en TikTok, superando el tiempo recomendado por los expertos. Lo he visto en carne propia: esa necesidad constante de aprobación, los famosos “me gusta”, pueden llevarlos a comportamientos de riesgo y a una constante comparación con vidas idealizadas que solo existen en la pantalla. Se suben a la ola de los retos virales, algunos peligrosos, solo por la búsqueda de esa popularidad digital.
No se trata de demonizar la tecnología, porque también ofrece oportunidades increíbles, pero sí de ser conscientes de los riesgos. La adicción a las redes sociales, la exposición a contenido que puede generar comparaciones negativas o ansiedad social, y una visión distorsionada de la realidad son peligros reales. Además, esta sobreexposición puede restarles tiempo para actividades fundamentales como el ejercicio físico, la interacción social cara a cara y el estudio, afectando su desarrollo integral.
Manejo Consciente de las Redes Sociales
Como profesionales y acompañantes, nuestro papel es guiarles hacia un uso más saludable de estas plataformas. Hablar abiertamente con ellos sobre lo que ven, sobre los riesgos de los retos virales y sobre la importancia de la privacidad, es fundamental. Recuerdo haber trabajado con un grupo de adolescentes creando contenido positivo, donde ellos mismos se convertían en “influencers” de bienestar y valores reales, y fue una experiencia transformadora. También es vital que establezcamos límites claros y razonables sobre el tiempo de uso y el tipo de contenido al que acceden. La educación en alfabetización digital es una herramienta poderosa que les da criterio para navegar este mundo virtual.
Fomentando la Conexión en el Mundo Real
Para contrarrestar el aislamiento digital, debemos fomentar activamente las interacciones sociales fuera de la pantalla. Actividades grupales, deportes, talleres de teatro o voluntariado pueden ser excelentes para desarrollar sus habilidades sociales, la empatía y la resolución de conflictos. Esas son las experiencias que, al final del día, construyen relaciones significativas y les dan herramientas para la vida. He visto cómo chicos que al principio eran reacios a dejar el móvil para una actividad grupal, terminaban riendo a carcajadas y forjando amistades que trascendían las redes. La familia, por supuesto, es el primer escenario para el desarrollo de estas capacidades.
Construyendo Puentes: Fomentando la Comunicación Efectiva en el Hogar y la Escuela
¡Ay, la comunicación! ¿Cuántas veces nos hemos sentido frustrados intentando hablar con un adolescente que parece vivir en su propio mundo? Es un desafío universal. Sin embargo, en mi trayectoria, he descubierto que establecer una conexión sólida con ellos es la base de su bienestar mental. La adolescencia es una etapa de búsqueda de independencia, donde a veces nos perciben como una “interferencia” o una “intromisión”. Pero aquí está la clave: no se trata de control, sino de presencia y comprensión. Recuerdo a unos padres desesperados porque su hijo adolescente, Marcos, no les contaba nada. Habían probado de todo. Les sugerí que cambiaran el “qué tal el día” por preguntas más abiertas, que compartieran ellos primero algo de su día, incluso algo divertido o un error que hubieran cometido. Y, milagro, Marcos empezó a abrirse poco a poco.
La escucha activa es oro puro. No solo oír lo que dicen, sino entender lo que sienten, sin interrupciones ni juicios. Es transmitirles que, aunque su comportamiento a veces nos preocupe, les queremos incondicionalmente. Se trata de validar sus sentimientos, de elogiarles incluso por pequeños logros, y de pasar tiempo de calidad juntos. El hogar es, y siempre será, su primera escuela, el lugar donde aprenden valores y roles, y donde se preparan para el futuro.
El Arte de Escuchar sin Juzgar
Para mí, esta es la habilidad número uno. Cuando un adolescente se acerca a compartir algo, por trivial que parezca, es una oportunidad de oro. Dejemos el móvil a un lado, hagamos contacto visual, y mostremos interés genuino. Preguntarles su opinión, hacerles ver que valoramos lo que piensan, refuerza su autoestima y su confianza en nosotros. Y si detectamos que algo les preocupa, como por ejemplo la presión académica, la comunicación abierta puede ayudar a mitigar ese impacto. Hay que evitar comparaciones con otros hermanos o amigos; cada uno es único y tiene su propio proceso.
La Familia como Eje de Apoyo
El papel de la familia en la orientación de los jóvenes es fundamental. En este sentido, es crucial fomentar un ambiente de apoyo donde se sientan libres de expresar sus necesidades y preocupaciones. Como padres, somos sus primeros maestros y modelos a seguir. El diálogo sobre los problemas, las soluciones y las recompensas por la conducta responsable es esencial. Además, podemos apoyarles en el desarrollo de sus habilidades sociales al ser un ejemplo de asertividad, respeto y empatía en nuestras interacciones diarias.
| Habilidad Clave | Cómo Fomentarla en Casa | Beneficios para el Joven |
|---|---|---|
| Escucha Activa | Crear espacios sin distracciones, validar emociones, hacer preguntas abiertas. | Sentirse comprendido, reducir la ansiedad, fortalecer el vínculo familiar. |
| Asertividad | Enseñar a expresar opiniones con respeto y firmeza, establecer límites. | Mejorar la comunicación, relaciones más saludables, mayor autoconfianza. |
| Resiliencia | Animar a aprender de los errores, celebrar pequeños logros, modelar la superación. | Capacidad de adaptarse a los cambios, perseverar, gestionar la frustración. |
| Empatía | Fomentar la comprensión de otras perspectivas, actividades de voluntariado. | Desarrollo de habilidades sociales, relaciones interpersonales enriquecedoras. |
Identidad en Formación: Ayudándoles a Descubrir su Camino y Propósito
La adolescencia es, en esencia, una etapa de profunda búsqueda de identidad y propósito. Recuerdo mis propios años de juventud, esa sensación de estar en una encrucijada, sin saber muy bien quién era o qué quería ser. Es un momento fascinante, pero a la vez, cargado de incertidumbre y presión. Nuestros jóvenes están en constante construcción, experimentando, poniendo a prueba sus destrezas y explorando diferentes caminos, y nuestro papel es ser ese faro que les ilumine, no la brújula que les dicte la dirección exacta. Los veo a diario en la consulta, con esa chispa de curiosidad y a la vez la duda en los ojos.
Esta etapa evolutiva les empuja a alejarse de nosotros, a afirmar su independencia, y a veces, esto se traduce en comportamientos que nos descolocan. Pero es una parte natural y necesaria de su crecimiento. Lo importante es que sientan que, aunque exploren y se equivoquen, siempre tienen un puerto seguro al que regresar. La orientación vocacional y personal es clave en este punto, y las pruebas psicométricas, por ejemplo, pueden ser una herramienta útil para que ellos mismos descubran sus habilidades, intereses y rasgos de personalidad, aunque con nuestra guía, por supuesto.
Explorando Intereses y Habilidades
Una de las mejores cosas que podemos hacer es ofrecerles oportunidades para que exploren diversas áreas, para que descubran sus pasiones y talentos ocultos. ¿Les gusta la música? ¿La tecnología? ¿El voluntariado? Apoyarles en estas exploraciones, sin imponer nuestras propias expectativas, es fundamental. Recuerdo a un chico que decía que “no servía para nada”, y después de animarle a probar diferentes talleres en el centro juvenil, descubrió que era increíblemente bueno diseñando gráficos para el periódico escolar. Su autoestima se disparó. La orientación debe ir más allá de lo académico, abarcando también el desarrollo de habilidades vitales como la toma de decisiones, la resolución de problemas y la comunicación efectiva.
Fomentando la Autonomía y la Toma de Decisiones

Es vital darles espacio para que tomen sus propias decisiones, incluso si eso implica que cometan errores. Claro, siempre dentro de un marco de seguridad. Debemos enseñarles a analizar las consecuencias de sus acciones, a reflexionar sobre sus valores y a establecer metas realistas a largo plazo. Mi consejo es que les acompañemos en el proceso, haciéndoles preguntas que les inviten a la reflexión, en lugar de darles las respuestas directamente. Eso fortalece su sentido de responsabilidad y su capacidad para autogestionarse. Al fin y al cabo, lo que queremos es que sean adultos seguros y responsables, ¿verdad?
El Peso de las Expectativas: Gestionando la Presión Académica y Social
La presión académica es una realidad creciente que nuestros adolescentes enfrentan día a día, y que, en mi opinión, es una de las grandes generadoras de estrés y ansiedad en sus vidas. Las expectativas de los padres, la escuela y la sociedad en general por alcanzar altos estándares pueden generar un nivel de agobio que afecta profundamente su rendimiento escolar y, lo que es más preocupante, su salud mental. Lo he visto en muchos casos, chicos y chicas brillantes que se ven superados por la necesidad de sacar “sobresalientes” en todo, o por la presión de entrar en una carrera universitaria específica.
Esta constante demanda por obtener buenas calificaciones y el miedo al fracaso pueden llevar a problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad e incluso la baja autoestima. Un estudio reciente destacó que uno de cada cinco estudiantes a nivel mundial sufre problemas relacionados con la salud mental, a menudo originados por el exceso de trabajo académico y la falta de tiempo para actividades recreativas. Recuerdo a Carlos, un chico que era excelente en matemáticas, pero su familia esperaba que fuera médico. La presión era tal que empezó a tener ataques de ansiedad antes de los exámenes, y su rendimiento bajó drásticamente. Mi trabajo fue ayudarle a él y a su familia a entender que su bienestar psicológico es tan importante como sus notas.
Un Enfoque Equilibrado en el Rendimiento
Como guías, debemos ayudarles a comprender que el éxito no se mide solo con notas perfectas. Es esencial fomentar un equilibrio entre el estudio, el descanso y las actividades de ocio. Establecer rutinas estructuradas, pero flexibles, les ayuda a gestionar mejor su tiempo y a reducir la ansiedad. En las sesiones, les animo a identificar qué les genera mayor estrés y a buscar estrategias de afrontamiento. Por ejemplo, aprender técnicas de relajación o de gestión del tiempo puede marcar una gran diferencia. También es importante que las instituciones educativas promuevan un ambiente más colaborativo que competitivo, y que incluyan la educación sobre el bienestar en el currículo.
La Relevancia de Nuestros Mensajes
Los mensajes que les transmitimos desde casa y la escuela son cruciales. Es fundamental evitar la sobrevaloración de las calificaciones como único indicador de éxito. En lugar de preguntar “qué nota has sacado”, podemos preguntar “qué has aprendido hoy” o “cómo te sientes con el trabajo que has hecho”. Celebrar el esfuerzo, la curiosidad y la mejora personal, más allá del resultado final, construye una autoestima más sólida. Cuando hablo con padres, siempre les insisto en que su apoyo incondicional y su presencia son el mejor antídoto contra la presión. Un abrazo, una palabra de aliento, pueden hacer maravillas para un adolescente agobiado.
Aliados en la Aventura: El Papel de Educadores y la Comunidad en su Crecimiento
La verdad es que, aunque la familia es la base de todo, la educación de nuestros jóvenes es una labor que nos atañe a todos: padres, educadores, y la comunidad en general. Los centros educativos no son solo lugares de transmisión de conocimientos, sino también espacios vitales para el desarrollo integral de los adolescentes, donde se forjan habilidades sociales, emocionales y se descubre el mundo. En mi día a día, veo cómo la colaboración entre la casa y la escuela puede hacer milagros en el bienestar de un joven. Recuerdo la historia de un chico, David, que en casa era muy introvertido, pero en el colegio, gracias al apoyo de una profesora y su participación en un club de debate, empezó a florecer y a mostrar un talento para la oratoria que nadie conocía. Esto me reafirma en la idea de que somos todos un equipo.
El papel de los educadores va mucho más allá de las aulas; son figuras clave que pueden identificar señales de alerta, ofrecer apoyo emocional y guiar a los jóvenes en la toma de decisiones. No olvidemos que, en muchos casos, los maestros son quienes tienen la tarea de corregir valores o fomentar habilidades que quizás no se desarrollan plenamente en el hogar. Y la comunidad, con sus recursos y oportunidades, complementa este ecosistema de apoyo, ofreciendo espacios para el ocio saludable, el voluntariado y el desarrollo de talentos.
La Escuela como Santuario de Crecimiento
Las estrategias de orientación educativa en las escuelas son herramientas clave para fomentar la participación activa de los estudiantes. Cuando los jóvenes pueden expresar sus opiniones, compartir ideas y contribuir a la toma de decisiones que les afectan, se fortalece su sentido de pertenencia y responsabilidad. Esto no solo enriquece su experiencia educativa, sino que también les dota de habilidades para la vida adulta. He participado en proyectos donde los propios estudiantes diseñaban campañas de sensibilización sobre salud mental, y su impacto entre sus compañeros era inmenso. También es fundamental que los centros educativos cuenten con recursos de salud mental accesibles y que los docentes reciban formación en estrategias de reducción del estrés.
Tejiendo Redes Comunitarias de Apoyo
Desde el ámbito comunitario, hay muchísimas iniciativas que pueden complementar nuestra labor. Organizaciones juveniles, centros cívicos, asociaciones deportivas o culturales, todos ellos ofrecen un abanico de posibilidades para que nuestros adolescentes desarrollen nuevas habilidades, hagan amigos y se sientan parte de algo más grande. Es nuestro deber como sociedad preocuparnos por la juventud, infiltrarles responsabilidad y esperanza, y darles una nueva ética. Facilitemos información sobre los recursos locales disponibles, como centros de asesoramiento o grupos de apoyo, porque a veces, lo único que necesitan es saber a dónde acudir. Juntos, podemos crear un entorno donde cada joven se sienta valorado, apoyado y capaz de alcanzar su máximo potencial.
글을 마치며
¡Uf, qué viaje tan intenso hemos tenido hoy! Pero, ¿sabéis? Cada palabra que hemos compartido, cada experiencia y cada consejo, nace del profundo deseo de ver a nuestros jóvenes crecer felices y plenos. Como vuestro amigo y compañero en esta aventura, os animo a seguir construyendo esos puentes de diálogo y comprensión, a ser ese faro de luz y apoyo incondicional que tanto necesitan. Estoy seguro de que, con amor y las herramientas adecuadas, podemos ayudarles a navegar este laberinto de emociones y desafíos, transformándolos en oportunidades para un futuro brillante.
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1. Fomenta el diálogo abierto: Crea un espacio seguro donde tus hijos adolescentes se sientan cómodos para hablar de cualquier tema, sin miedo a ser juzgados. La escucha activa es tu mejor aliada.
2. Establece límites claros en el uso de pantallas: Ayúdales a encontrar un equilibrio saludable entre el mundo digital y las actividades offline, promoviendo hobbies y tiempo en familia.
3. Promueve la autonomía y la toma de decisiones: Permíteles equivocarse y aprender de sus errores en un entorno seguro, reforzando su confianza y responsabilidad.
4. Busca apoyo profesional si es necesario: No dudes en consultar a psicólogos o consejeros si observas señales de ansiedad, depresión o problemas persistentes en su comportamiento. Hay muchos recursos disponibles.
5. Sé su modelo a seguir: Tus acciones hablan más que tus palabras. Muestra empatía, resiliencia y una actitud positiva ante los desafíos de la vida.
중요 사항 정리
En este post hemos desgranado cómo la ansiedad y la soledad son retos emocionales significativos para la juventud actual, exacerbados por el uso de redes sociales. Hemos visto la importancia de la escucha activa, la creación de un ambiente de confianza y la promoción de la autoconciencia emocional como pilares fundamentales. También destacamos el impacto crucial de las redes sociales, haciendo hincapié en la necesidad de un uso consciente y en fomentar conexiones reales fuera de la pantalla. La comunicación efectiva en el hogar y la escuela emerge como un puente esencial para el bienestar, y la familia como el primer entorno para el desarrollo de habilidades clave. Finalmente, exploramos el papel de padres y educadores en la orientación de la identidad juvenil, el manejo de la presión académica y la necesidad de un enfoque equilibrado. Todo ello, con la comunidad como aliada indispensable para crear un ecosistema de apoyo integral. Es un esfuerzo conjunto, pero con resultados invaluables para el futuro de nuestros jóvenes.
Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖
P: or eso, entender y analizar estas situaciones reales es crucial para todos los que nos dedicamos a la orientación y educación juvenil. ¿Queréis sumergirnos en ejemplos prácticos que nos ayuden a mejorar nuestra intervención diaria y a sentirnos más conectados con ellos? ¡Descubramos juntos cómo abordar estas complejidades!Q1: ¿Cómo podemos ayudar a nuestros jóvenes a manejar la inmensa presión y las comparaciones que enfrentan en las redes sociales hoy en día?
A1: ¡Uf, qué pregunta tan pertinente! Sé que muchos de ustedes, como yo, nos hemos encontrado con jóvenes que viven pegados a la pantalla, sintiendo que no dan la talla porque su vida no es “tan perfecta” como lo que ven online. Lo he visto en primera persona y, sinceramente, ¡es un desafío gigantesco! Lo primero es abrir un canal de comunicación súper honesto y sin juicios.
R: ecuerdo una vez que una chica me contaba lo ansiosa que se sentía al ver los viajes de sus amigos mientras ella estaba en casa estudiando. Le sugerí que, en lugar de centrarse en lo que los demás muestran, intentáramos enfocar su energía en lo que ella puede controlar y valorar en su propia vida.
Hablar sobre el “detrás de cámaras” de las redes, que lo que vemos es solo una pequeña porción, a menudo editada y glamurosa, ayuda un montón a aterrizar la realidad.
También, he notado que fomentar actividades fuera de línea, hobbies que les apasionen y les permitan desconectar, es vital. Deportes, arte, música… ¡lo que sea!
Así, construyen una identidad más allá del “me gusta” y se dan cuenta de que su valor no se mide en clics. Y algo que me funciona mucho: enseñarles a ser críticos con la información que consumen y a proteger su privacidad.
No todo lo que brilla es oro, ¿verdad? Es como decirles: “Tu valía es intrínseca, no depende de un algoritmo”. Q2: La búsqueda de identidad es un camino complejo para muchos jóvenes.
¿Qué estrategias prácticas podemos usar para guiarlos en este proceso tan personal? A2: ¡Ay, la búsqueda de identidad! Es una etapa tan hermosa y a la vez tan turbulenta.
En mi experiencia, he visto a muchos chicos y chicas que se sienten perdidos, sin saber quiénes son o qué quieren. Es un momento crucial donde experimentan con todo, y nuestro rol es ser faros, no anclas.
Lo más importante, creo, es fomentar un espacio seguro donde puedan expresarse sin miedo a ser juzgados. Recuerdo a un chico que no sabía si estudiar una carrera tradicional o dedicarse a la música, su verdadera pasión.
En lugar de darle una respuesta, le animé a explorar ambas opciones, a hablar con profesionales de ambos campos, a asistir a conciertos, a investigar.
Le dije: “Tu identidad no es algo que encuentras hecho, es algo que construyes día a día con tus experiencias y decisiones”. Es fundamental animarlos a probar cosas nuevas, a salir de su zona de confort, incluso a cometer errores, porque de ahí es donde se aprende de verdad.
También es vital ayudarles a reconocer sus fortalezas y talentos únicos. A veces, ellos mismos no los ven. Puedes preguntarles: “¿Qué te hace sentir vivo?
¿Qué harías aunque nadie te pagara por ello?”. Y no olvidemos la importancia de los modelos a seguir positivos, ya sean familiares, mentores o figuras públicas que admiren por sus valores y trayectoria.
En definitiva, es un camino de autodescubrimiento, y nosotros estamos ahí para iluminarles el sendero, no para dictarles la ruta. Q3: Considerando los constantes cambios del mundo actual, ¿cuáles son los desafíos más recientes a los que se enfrentan los jóvenes y cómo podemos intervenir eficazmente?
A3: ¡Qué pregunta tan oportuna! Si hay algo que he notado últimamente es que los desafíos para nuestros jóvenes son como las olas del mar: siempre nuevas y a veces, inesperadas.
Además de la presión de las redes y la búsqueda de identidad, he visto una creciente ansiedad relacionada con el futuro laboral y el cambio climático, por ejemplo.
Muchos sienten una carga enorme, como si el peso del mundo estuviera sobre sus hombros. Como orientadora, me he dado cuenta de que una intervención eficaz hoy va más allá de los consejos tradicionales.
Por ejemplo, con la ansiedad por el futuro, lo que he encontrado útil es ayudarles a desglosar esos grandes miedos en pasos pequeños y manejables. Si les preocupa el trabajo, podemos explorar juntos opciones de formación, habilidades demandadas o incluso ideas de emprendimiento.
Si es el cambio climático, los animo a participar en iniciativas locales o a investigar cómo pueden ser parte de la solución, dándoles un sentido de agencia.
También es crucial fomentar la resiliencia y la inteligencia emocional. Vivimos en un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, y la capacidad de adaptarse, de gestionar el estrés y de recuperarse de los reveses, es más valiosa que nunca.
Esto lo he visto en mi propia familia, cómo el simple hecho de validar sus sentimientos y decirles “es normal sentir miedo, pero tienes la fuerza para enfrentarlo” puede hacer una gran diferencia.
En resumen, nuestra intervención debe ser empática, flexible y, sobre todo, enfocada en empoderarlos para que sean protagonistas de su propio futuro, en lugar de meros espectadores.






